LA PRIMITIVA CULTURA COMÚN
Texto: Ramón Sainero
Director del Instituto de Estudios Celtas
“Usted
sostiene que en estos momentos Alemania está llevando a cabo casi al pie de la
letra el plan económico que en 1936
anunció Walter Funk , el ministro de economía nazi”.
SABÍAS QUE: Estas
palabras aparecen en una entrevista realizada en El mundo (15 de junio, 2013) a
Paolo Savona , Presidente del Fondo Interbancario de Tutela de los Depósitos. Savona considera que Alemania ha intentado
hasta ahora sin éxito ser el centro industrial, económico y monetario de
Europa, primero con dos guerras mundiales y ahora dentro de la Unión Europea,
en plena crisis y de forma pacífica, con el fortalecimiento de Alemania frente
a los países del Mediterráneo. La
solución, según Savona, para evitar que
los países de la zona sur de la Unión europea pierdan su industria y queden
reducidos a ser el sector turístico y mano de obra para Alemania, que era lo
que deseaba Funk, es crear una cultura propia entre estos países. Savona ofrece
una solución cultural para lograr la unión política de estos países europeos y
dice: “¿Por qué España, Italia y Francia no hacen ya un frente común? Por una
cuestión cultural. No creo que España aún siendo un país más próximo a Italia de lo que es Alemania, esté muy
interesado en hacer un frente común con nosotros… Pero España, Italia y Francia
se tienen que dar cuenta de que juntos
forman un núcleo constitutivo importante para crear la verdadera unión política
europea. Si no lo hacen así las condiciones las impone Alemania, y son las
condiciones de Walter Funk.” Por ello la
solución pasa por: “invertir en educación , que en la escuela se promueva la
integración europea. Si comenzamos ahora en 20 años tendremos una Europa
unida”.
Frente
a lo anterior, la pregunta que podemos hacernos es la siguiente: ¿qué podemos y
debemos enseñar en los centros de enseñanza de estos países para lograr una
unión cultural creíble y duradera? Considero que la respuesta la tenemos en la
cultura ancestral común que aparece en multitud de pruebas históricas
concernientes a los orígenes históricos y culturales del Occidente Atlántico
provenientes de pueblos indoeuropeos llegados por el Mediterráneo. Una cultura
milenaria ateniéndonos al catedrático alemán Adolf Schulten (Tartessos, 33): “Yo he demostrado
que al sur de Portugal, en el Imperio de Tartessos, se encuentra en
estelas funerarias una escritura griega
arcaica que procede del Asia Menor y es de hacia 800 a. de J. C., es
decir que puede corresponder a los Tirsenos”. Según algunos estudios actuales
los orígenes de la lengua celta más antigua que conocemos se encuentran en
Tartessos, sostenido por profesores de las universidades de Gales y Oxford
entre otros, y el pueblo más antiguo que también conocemos en el Occidente
Atlántico podría ser Brigantia (actual A Coruña-Betanzos). Tanto tartesios,
como brigantes y tirsenos muestran una herencia cultural común, exportada
posteriormente a las Islas Británicas, que les identifica frente a otras
culturas. Esta herencia por los estudios, arqueológicos, históricos y
lingüísticos que poseemos nos hablan de elementos comunes desde la zona de la
desembocadura del Danubio en la Tracia a orillas del Mar Negro, al norte de
Grecia, pasando por Grecia, Italia, Península Ibérica, Francia e Islas
Británicas.
Los escribas primitivos mencionaban a este
pueblo, o serie de pueblos hermanos, bajo los nombres de “escitas” “milesios” o
“escotos”. Si las fuentes históricas que poseemos los hubieran llamado con un mismo nombre, tal vez “griegos”, “fenicios” o “celtas”, hoy en día
los especialistas que no han profundizado en la totalidad de las pruebas
encontradas tendrían menos dudas respecto a su existencia. Han existido y existen investigadores
completamente convencidos de la existencia real de los escotos o brigantes en
España e Irlanda, fueran brigantes, escotos, escitas o celtas, y de su conquista de Irlanda, como es el
ejemplo del catedrático e historiador irlandés E. O’Curry (Manners and Customs of the Ancient Irish), mientras que para otros
estudiosos la existencia de estos es
totalmente ficticia, como podemos poner por caso a E. Macneill (Celtic Ireland). También existen
aquellos que se encuentran dudosos entre ambas teorías. Pero hoy en día
considero que tenemos pruebas más que suficientes para considerar seriamente
esta teoría, profundizar en su estudio y rebatir las políticas patrioteras de
ciertos especialistas formados en la cultura alemana o anglosajona que se
niegan a admitir pruebas que parecen evidentes.
Si todo lo que hemos dicho aunque
brevemente en este artículo es reconocido (Ver mi libro The Celts, Historical and Cultural Origins of Atlantic Europe.
Academic Press, USA), a Brigantia como centro histórico y cultural de la
Galicia ancestral le cabe el honor de ser un punto central en esta cultura
primitiva de la Unión Europea.