martes, 29 de diciembre de 2015

Adoradores de la naturaleza y de la magia


ADORADORES DE LA CULTURA Y DE LA MAGIA
Publicado en Los orígenes celtas del reino de Brigantia (Ed. Abada, 2007)
R. Sainero. 
Emeritus Professor. Academic, for invitation, of the Institute for Education and Research.

     Sobre el mundo mágico o sobrenatural conectado a los seres humanos y la naturaleza los celtas sí nos han legado cierta información. Los poderes mágicos, aparecen continuamente en los relatos y seres con  poderes sobrenaturales serán unas veces tratados más bien como dioses y otras como seres humanos con poderes mágicos, a la hora de considerar los dioses celtas, sobre todo en el apartado irlandés, deberemos de tener presente esta doble posibilidad. Los celtas creían en los poderes mágicos ocultos en la naturaleza y los temían en gran manera, bástenos comprobar todos los relatos concernientes a este tema que aparecen en sus escritos, eran grandes supersticiosos y respetaban una serie de tabúes que incluso los reyes debían de cumplir, por temor a que grandes males cayeran sobre ellos. En irlanda la "geis" o "gesha" (pl. "geisi"), era un poder mágico que el ser humano mediante una serie de rituales debía de controlar durante toda su vida. Hoy en día quedan algunos de estos ejemplos de geisi por todos nosotros conocidos como por ejemplo la buena o mala suerte de que un gato blanco o negro se cruce en el camino de alguien, pasar por debajo de una escalera, empezar algo importante con el pie derecho, etc. Por diferentes textos históricos sabemos que los celtas creían en la inmortalidad del alma y en la existencia del mundo del más allá, y que sus druidas entre otros actos practicaban los sacrificios. Cesar en la Guerra de las Galias nos habla de la creencia de los galos en la inmortalidad del alma y de que al morir cambian de cuerpo y siguen viviendo una nueva vida, por lo que no le tienen miedo a la muerte y tambien del enorme poder de los druidas que podian aislar del resto del clan a todo aquel que discutiera sus designios[1]. Es interesante destacar en este apartado las creencias religiosas conectadas con el mundo de la naturaleza. Existen seres mágicos relacionados con la fertilidad de la tierra. Las cosechas necesarias para que los animales y los seres humanos puedan sobrevivir estan protegidas por ciertos dioses. Y las aguas de los ríos, las rocas y los árboles tuvieron un poder mágico entre los celtas. En gaélico irlandés tenemos la palabra sidhe "mágico, sobrenatural".
     Síd tiene en irlanda el significado de montaña o colina mágica o encantada. En algunas de estas colinas se han encontrado gran cantidad de tumbas prehistóricas construidas con piedras (tipo de corredor con cámara funeraria), algunas de ellas pueden pertenecer al año 3000 ó 2500 a. de Cristo. Los primitivos pobladores de la isla posiblemente consideraban que los espíritus de los dioses anidaban en ellas. Como he podido comprobar en algunas de ellas, en la zona de Sligo, el día más corto del año permitía que los rayos del sol entrará por el corredor de la tumba y llegaran hasta el centro de la cámara funeraria del sid. Beltaine (Beltene) y Samhain eran en Irlanda los dos festivales por excelencia del mundo celta conectado con las creencias solares. Beltaine era el festival que tenía lugar el 1 de mayo. Así como la fiesta del Samhain estaba dedicado a la madre tierra y a las cosechas y del culto a los muertos, se celebraba la noche anterior al 1 de noviembre, era la noche en la que los espíritus saldrían de estas tumbas megalíticas para vengarse de los humanos. Beltaine era el festival que indicaba el comienzo de la estación fèrtil y calurosa, era el momento en el que la hierba crecía y podía alimentar al ganado, por lo que estaba directamente relacionado con los animales. Durante el ferstival se encendían grandes hogueras y hacía pasar a los animales entre ellas para evitar que contrayeran enfermedades. Es en estos manuscritos primitivos donde difusamente ha quedado el legado histórico que nos muestra estas creencias (ver mi Diccionario de Mitología Celta, ed. Akal (Madrid).       



[1] Caesar: The Bello Gallico, libro vi, c. xiii-xiv.

Escitas y celtas adoradores del sol. El camino solar del Occidente Atlántico


  Publicado en Los orígenes celtas del reino de Brigantia (Ed. Abada, 2007) 

R. Sainero. 
Emeritus Professor. Academic, for invitation, of the Institute for Education and Research.
De los escitas sabemos que vinieron del centro de Asia  alrededor del s. VII a. de C. asentándose en las llanuras al norte del Mar Negro, llegando a fundar un poderoso imperio que extendería sus fronteras desde el Caucaso hasta Persia y Egipto, llegando a controlar la Península de Anatolia, y elaborando una cultura notablemente elaborada para su tiempo como demuestran las joyas y ornamentos de oro encontrados en las tumbas de sus reyes y nobles. Referente a su origen y sus creencias la mejor documentación nos la ofrece Heródoto en su Historia (libro iv, 5). En un principio el territorio estaba desierto, nació un primer hombre, Targitao, hijo de Zeus y una hija del río Borístenes. Posteriormente Targitao tendría tres hijos: Lipoxais, Arpoxais y Colaxais. Durante el reinado de los tres hermanos cayeron del cielo cuatro objetos incandescentes de oro (un arado, un yugo, un hacha de doble filo y una copa). Estos cuatro objetos podían representar las cuatro categorías sociales existentes entre los escitas los campesinos( yugo y arado), los guerreros (hacha) y  la casta religiosa (copa de los ritos sagrados). La copa de oro incandescente caída del cielo, presumiblemente es una copa enviada por el dios sol en el que creían los escitas. En la leyenda del robo de los bueyes de Gerión, Hércules en su viaje a la isla de Erytia viajará en la copa del sol y a su regreso, con los toros robados a Gerión, volverá en la copa solar hasta Escitia. Una vez más tenemos una sorprendente similitud. Las copas en Irlanda fueron usadas por primera vez durante el reinado de Tighearnmas en el año del mundo 3580, también fue el primer rey que descubrió y trabajó el oro y durante su reinado se introdujo un tipo de adoración a ídolos según nos atestiguan algunos manuscritos como son los Anales de los Cuatro Maestros (O’Curry p. 5).
Lo mismo que de la religión de los escitas tampoco tenemos mucha documentación de la primitiva religión céltica. Sabemos que celtas y escitas adoraban al dios sol y tenían veneración por los caballos puesto que después del sol eran los seres más rápidos sobre la tierra.
     Escritores antiguos como Diodorus (4, 18, 2), nos hablan del culto al sol de los celtas. La religión celta se centraba en el culto al sol y a los astros y a la naturaleza. Existiendo fiesta en  determinadas épocas del año como el festival de mayo asociado a las cosechas y el festival de la nocha anterior al 1 de noviembre asociado a los seres de ultratumba. Los cultos principales eran al sol y a la luna y creían que existía un mundo de los dioses en el cielo, siendo el sol y la luna las divinidades más veneradas. En Hispanía se han encontrado una serie de carros votivos que nos muestran, por lo menos algunos de ellos su relación con los cultos solares.  De los nueve carros votivos estudiados por J. M. Blazquez en algunos de ellos podemos ver una clara relación con el culto al sol y también, carros con guerreros a caballo parecidos a otros encontrados en lugares como la Galia, Chipre o Escitia[1].
     La creencia de que Irlanda era un lugar sagrado aparece por primera vez en el Periplo de Himilco[2], Himilco explorador cartaginés del s. vi a. de C. nos habla de las islas Oestrymnides y a dos días de viaje de ellas se llega a la Isla Sagrada habitada por los Hierni. Al ser mencionada como sagrada la isla podría de esta manera guardar relación con la idea de que era el lugar más alejado del mundo, y más próximo a la puesta del sol, donde irían las almas de los muertos.
     El sol como fuente de energía y vida será el centro del ritual mágico de escitas y celtas, se pensaba que al anochecer se sumergía en las profundidades de la tierra llevándose con él el alma de los muertos,  Estrabón indica en el Libro III de su Geografía la creencia de que el sol se hundía en las profundiades del mar y su calor producía el mismo efecto que un hierro candente sumergido en el agua con vapores y crepitaciones en su superficie:
"Comúnmente, dice Posidonio, y afirman algunos, que es mayor el sol cuando toca las márgenes del océano, y que hace estrépito como si el mar silbase o rechinase.[3]"

     Será Heródoto el que nos haga una referencia básica de las pocas que tenemos sobre la religión de estos primitivos escitas, sus dioses los llega a comparar, con más o menos acierto, con los dioses griegos. H. Wagner (1971: 247) encuentra las siguientes claras relaciones entre escitas y celtas que perduraron a traves de los siglos:
1. Eochaid, dios-jinete de los celtas, tiene su parangón en el dios-jinete de los tracios y escitas.
2.   El dios Hermes de los tracios y escitas era un dios supremo semejante al Lug celta.
3.   Uso de la bebida en ceremonias y acuerdos religiosos.
4.   Hábitos de incursiones guerreras: En Homero boelasiasi ien irlanda en la Tain bo Cúalgne.
5.   Fiestas en velatorios y entierros por pasar el difunto a una vida mejor.
6.   Creencia en ríos y pozos sagrados entre  tracios, irlandeses y britanos.
7.   El dios-jinete de tres cabezas y las estatuas de dioses irlandeses de tres cabezas.
          (en Rankin 30)



[1] J. M. Blázquez: Diccionario de las religiones prerromanas de Hispania, pp. 53-54.
[2] Recopilado por Avieno (s. iv  A. D) en su Ora marítima.
[3] Estrabón: Geografía, Libro III, 5 (versión de Juan López,Viuda de Ibarra e Hijos (Madrid), 1787