R. Sainero.
Emeritus Professor. Academic, for invitation, of the Institute for Education and Research.
De los escitas sabemos que vinieron del centro de Asia alrededor del s. VII a. de C. asentándose en
las llanuras al norte del Mar Negro, llegando a fundar un poderoso imperio que
extendería sus fronteras desde el Caucaso hasta Persia y Egipto, llegando a controlar
la Península de Anatolia, y elaborando una cultura notablemente elaborada para
su tiempo como demuestran las joyas y ornamentos de oro encontrados en las
tumbas de sus reyes y nobles. Referente a su origen y sus creencias la mejor
documentación nos la ofrece Heródoto en su Historia
(libro iv, 5). En un principio el territorio estaba desierto, nació un primer
hombre, Targitao, hijo de Zeus y una hija del río Borístenes. Posteriormente
Targitao tendría tres hijos: Lipoxais, Arpoxais y Colaxais. Durante el reinado
de los tres hermanos cayeron del cielo cuatro objetos incandescentes de oro (un
arado, un yugo, un hacha de doble filo y una copa). Estos cuatro objetos podían
representar las cuatro categorías sociales existentes entre los escitas los
campesinos( yugo y arado), los guerreros (hacha) y la casta religiosa (copa de los ritos
sagrados). La copa de oro incandescente caída del cielo, presumiblemente es una
copa enviada por el dios sol en el que creían los escitas. En la leyenda del
robo de los bueyes de Gerión, Hércules en su viaje a la isla de Erytia viajará en
la copa del sol y a su regreso, con los toros robados a Gerión, volverá en la
copa solar hasta Escitia. Una vez más tenemos una sorprendente similitud. Las
copas en Irlanda fueron usadas por primera vez durante el reinado de
Tighearnmas en el año del mundo 3580, también fue el primer rey que descubrió y
trabajó el oro y durante su reinado se introdujo un tipo de adoración a ídolos
según nos atestiguan algunos manuscritos como son los Anales de los Cuatro Maestros (O’Curry p. 5).
Lo mismo que de la religión de los escitas tampoco tenemos mucha
documentación de la primitiva religión céltica. Sabemos que celtas y escitas
adoraban al dios sol y tenían veneración por los caballos puesto que después
del sol eran los seres más rápidos sobre la tierra.
Escritores antiguos como Diodorus (4, 18, 2), nos hablan del culto al
sol de los celtas. La religión celta se centraba en el culto al sol y a los
astros y a la naturaleza. Existiendo fiesta en
determinadas épocas del año como el festival de mayo asociado a las
cosechas y el festival de la nocha anterior al 1 de noviembre asociado a los
seres de ultratumba. Los cultos principales eran al sol y a la luna y creían
que existía un mundo de los dioses en el cielo, siendo el sol y la luna las
divinidades más veneradas. En Hispanía se han encontrado una serie de carros
votivos que nos muestran, por lo menos algunos de ellos su relación con los
cultos solares. De los nueve carros
votivos estudiados por J. M. Blazquez en algunos de ellos podemos ver una clara
relación con el culto al sol y también, carros con guerreros a caballo
parecidos a otros encontrados en lugares como la Galia, Chipre o Escitia[1].
La creencia de que Irlanda era un lugar
sagrado aparece por primera vez en el Periplo
de Himilco[2], Himilco
explorador cartaginés del s. vi a. de C. nos habla de las islas Oestrymnides y
a dos días de viaje de ellas se llega a la Isla
Sagrada habitada por los Hierni. Al ser mencionada como sagrada la isla
podría de esta manera guardar relación con la idea de que era el lugar más
alejado del mundo, y más próximo a la puesta del sol, donde irían las almas de
los muertos.
El sol como fuente de
energía y vida será el centro del ritual mágico de escitas y celtas, se pensaba
que al anochecer se sumergía en las profundidades de la tierra llevándose con
él el alma de los muertos, Estrabón indica en el Libro III de su
Geografía la creencia de que el sol
se hundía en las profundiades del mar y su calor producía el mismo efecto que
un hierro candente sumergido en el agua con vapores y crepitaciones en su
superficie:
"Comúnmente, dice Posidonio, y afirman algunos, que es mayor el sol
cuando toca las márgenes del océano, y que hace estrépito como si el mar
silbase o rechinase.[3]"
Será Heródoto el que nos haga una
referencia básica de las pocas que tenemos sobre la religión de estos
primitivos escitas, sus dioses los llega a comparar, con más o menos acierto,
con los dioses griegos. H. Wagner (1971: 247) encuentra las siguientes claras
relaciones entre escitas y celtas que perduraron a traves de los siglos:
1. Eochaid, dios-jinete de
los celtas, tiene su parangón en el dios-jinete de los tracios y escitas.
2. El dios Hermes de los tracios y
escitas era un dios supremo semejante al Lug celta.
3. Uso de la bebida en ceremonias y
acuerdos religiosos.
4. Hábitos de incursiones guerreras: En
Homero boelasiasi ien irlanda en la Tain bo Cúalgne.
5. Fiestas en velatorios y entierros por
pasar el difunto a una vida mejor.
6. Creencia en ríos y pozos sagrados
entre tracios, irlandeses y britanos.
7. El dios-jinete de tres cabezas y las
estatuas de dioses irlandeses de tres cabezas.
(en Rankin 30)