martes, 29 de julio de 2014

El camino mágico a Galicia citado por Aristóteles y otros escritores clásicos

                                     Publicado en El Correo Gallego (18, 5, 2014)
Ramón Sainero
Profesor Emérito de la UNED.
Director del Instituto de Estudios Celtas
www.institutodeestudiosceltas

xiste un camino de oriente a occidente que nos conduce a la tierra de la felicidad, tan anhelada y buscada por los griegos, fenicios y celtas. Aristóteles en sus Noticias maravillosas (837, a, 7) nos describe un camino mágico primitivo conocido por los clásicos. Quizás estaría asociado al camino seguido por Hércules hasta Iberia, para robarle los bueyes a Gerión, y las islas Hespérides, para robar las manzanas de oro, ateniéndonos a la traducción del griego de López Férez:

 “Afirman que desde Italia hasta el país celta y los celtoligios hay un camino llamado heracleo, y si por él camina un griego o nativo, es protegido por los que viven cerca, para que no sufra ninguna injusticia, y que exigen el castigo contra aquellos por obra de los cuales haya padecido la injusticia”. (Aristóteles:  837, a,  7)

     El Tir na Nog irlandés, sería para los celtas la “Tierra de la Eterna Juventud” en la que todos sus habitantes eran jóvenes y por ello nadie podía morir. Una tierra en los confines del mundo conocido que los griegos y otros pueblos primitivos situaban frente a las costas gallegas de Finisterre (“Final de la Tierra”) y el Ortegal. El lugar donde terminaba el mundo de los vivos frente a las puertas de las islas del Más Allá. El lugar donde Cesair nieta de Noé al serle denegado un lugar en el arca, aconsejada por los magos de su clan construyo su propio barco para navegar hasta el Tir na Nog, la Isla del Más Allá frente al Ortegal, donde nadie podía morir, siguiendo el camino herculeano que desde el Mar Negro y Grecia atravesaba o bordeaba las costas italianas e hispanas y desde el cantábrico buscaba aquella maravillosa isla tal y como aparece registrado en los anales y crónicas primitivas de las Islas Británicas, tanto en latín (en las obras de Gildas, Nennius, Geoffrey of Monmouth, … ) o en gaélico (Anales de los Cuatro Maestros, Libro de las Invasiones, Libro de Cuanach, … )      
Podemos ver como Diodoro Sicilia nos habla de una isla próxima a la isla de Gran Bretaña muy similar a la mencionada isla de  Tir na Nog sin citar el nombre de Irlanda, pero que por su descripción no parece ser otra. Una isla con ríos navegables, lagos, muchos jardines y parques de árboles de todas las especies atravesados por arroyos de agua dulce, con casas con salones de banquetes rodeadas de flores donde los habitantes pasan el verano sin preocupaciones llenos de alegría y lujos puesto que la naturaleza les provee de todo lo que necesitan. La caza de animales salvajes, fiestas  y otros entretenimientos hacen que nada les falte. Incluso el clima es suave permitiendo gran cantidad de frutas. Teniendo el mar que la rodea gran cantidad de peces de todas las especies, terminando Diodurus por decir: “… por lo que parecería que la isla, debido a su felicidad excepcional fuera el lugar donde habitara una raza de dioses y no de seres humanos”. Diodorus, Libro V, 19, 1-5.
Finisterre y el Ortegal, eran el final del camino herculeano al que llegaban los peregrinos y desde lo más alto de sus acantilados al atardecer podían ver en la distancia un sol que se ocultaba bajo las aguas envuelto en un mundo de brumas que les recordaba los contornos de una isla y que bien podía ser para ellos la primitiva puerta que conectaba en una singladura marítima sobrenatural con el Más Allá.,
     Diodoro de Sicilia nos dice que Hecateo de Abdera en su tratado sobre los hiperbóreos nos habla, en época tan temprana como es el s. IV a. C., de una isla en la zona más occidental de Europa, frente a los celtas, con unas condiciones de clima y habitabilidad admirables:

"Entre los que han escrito los antiguos relatos, Hecateo y algunos otros afirman que en los lugares de enfrente del país celta, en el océano, hay una isla no menor que Sicilia… siendo de buena tierra y muy feraz, y, además, diferente por su clima moderado, produce dos cosechas cada año". (Diodoro: 2, 47, 1)

También Plutarco, Flavius Philostratus, Plinio o Ptolomeo nos hablan de estas islas del Más Allá situándolas en el .  Varios días de navegación desde Galicia nos llevan hasta ellas  y allí la vida es agradable, sus habitantes son felices y se dedican a los placeres de la naturaleza, la fruta es abundante, existe gran cantidad de pájaros de diferentes especies y el clima es maravilloso. Homero (s. viii a. C.) en la Odisea nos indica con claridad el lugar donde los pretendientes de Penélope después morir a manos de Ulises fijaran su nueva morada. Se refiere a un mundo más allá de los últimos territorios del continente fríos y brumosos, desde donde en las aguas del mar se puede ver el ocaso del sol, y más allá al fondo del océano el mar de los muertos donde empieza el infierno (Odisea: 24.5-9)