13.03.2011 (El Correo Gallego)
RAMÓN SAINERO
Emeritus Professor. Academic, for invitation, of the Athens Institute of Education and Research
La existencia de los celtas en Galicia y
otras partes de la Península Ibérica ha sido y es defendida con gran
firmeza y apasionamiento por una parte de los especialistas y negada con
la misma firmeza y apasionamiento por otros. Hoy no me voy a poner a
defender o rebatir dicha argumentación, pero partiendo de este punto y
para comprender mejor la situación de los estudios históricos vamos a
ver brevemente la problemática histórica y política de los manuscritos
celtas y las crónicas medievales en los países donde fueron escritos y
quizás así podamos en la medida de lo posible clarificar la situación.
Para
este cometido nos basta solamente con tomar un ejemplo de uno de estos
manuscritos. Uno de los considerados como más fantasioso y menos creíble
es la Historia Regum Britanniae (Historia del reino de Bretaña, 1136)
de Gaufridi Monemutensis (Geoffrey de Monmouth), que durante los cuatro
siglos posteriores a su publicación fue muy conocido y apreciado por los
historiadores y eruditos europeos. La pregunta que nos podemos hacer es
la siguiente ¿Por qué hoy en día los historiadores mayoritariamente lo
consideran un libro lleno de falsedades, eminentemente literario y
mitológico, pero no histórico? La respuesta que nos ofrece Mike Gascoine
("Why All The Fuss About Geoffrey?"), puede ser altamente
clarificadora. Según sus estudios y consideraciones fue Enrique VIII,
debido a su enfrentamiento con Roma, el causante del desprestigio de la
obra de Geoffrey . Podríamos añadir a las consideraciones de Gascoine
que dicho desprestigio también se extendió a todas las obras escritas
por autores de las Islas Británicas que no fueran anglosajones y por
ello Enrique VIII mandó escribir su propia historia de Inglaterra.
Podemos
comprobar hoy en día como tratados históricos como los de Gildas:
Excidio et conquestu Britannia, (Destrucción y conquista de Bretaña, s.
VI) y Nennius: Historia Brittonum (Historia de los britanos, s. IX),
ambos cronistas y anticuarios del primitivo mundo britano, que hablaban
del origen hispano de los milesios de Brigantia conquistadores de
Irlanda son puestos en duda e incluso rechazados por muchos
especialistas, no así la Historia eclesiastica gentis anglorum (Historia
eclesiástica del pueblo inglés) del erudito anglosajón Beda el
Venerable (s. VIII), o la Anglo Saxon Chronicle (Crónica anglo-sajona)
del Rey Alfredo (s. IX), también anglosajón. Los manuscritos escritos
por cronistas irlandeses no correrían mejor suerte, los escotos
irlandeses llegados desde España a Irlanda e Inglaterra en épocas
remotas, tal y como nos dicen los manuscritos, eran oriundos de un país
católico en la época de Enrique VIII y por tanto bajo la influencia de
Roma, por lo que su influencia podía resultar perjudicial para los
intereses del rey.
Aunque admitimos que no todo
lo que dicen estos manuscritos goza de nuestra confianza y admitimos la
existencia de muchas exageraciones e invenciones en ellos, la propaganda
fue tan bien realizada y tan eficaz que buena parte de los eruditos
británicos, irlandeses, italianos, españoles y de otros países
occidentales apoyarían hasta hoy en día la nueva historia creada por el
rey anglosajón.
Pero el erudito artífice de
semejante trabajo "histórico" no fue un anglosajón, sorprendentemente
fue un monje de origen italiano asentado en la corte de Enrique VIII. Me
refiero a Polydore Vergil (1470-1555), de nombre original Polidoro
Virgilio, quien después de estudiar en Padua y ser nombrado sacerdote en
1502 se trasladó a Inglaterra, con el cargo de recaudar el tributo del
Papa, y en 1508 fue nombrado archidiácono de Gales, donde gozó de
grandes favores primero en el breve reinado de Enrique VII y después en
el de Enrique VIII. Su sintonía con la realeza británica le llevaría a
ser encomendado por el rey el escribir una historia de Inglaterra, por
lo que debemos de pensar que se encontraría atrapado entre su lealtad a
la Iglesia de Roma y su lealtad al rey. Es muy significativo que después
de seis años de trabajo publicara en 1534 su Anglica Historia (en 25
volúmenes), el mismo año que el parlamento inglés aprobaba el Act of
Supremacy en el que declaraba a Enrique VIII cabeza suprema de la
Iglesia Cristiana en Inglaterra y por lo tanto dejaba de acatar la
sumisión al papa de Roma, acuerdo que sigue en vigor en nuestros días y
por esta razón un católico no puede ser rey de Inglaterra. También es
muy significativo que pocos años antes de publicar su Anglica Historia
Polydore fuera encarcelado por orden real, bajo las acusaciones del
Cardenal Wolsey, defensor en los años siguientes del cisma religioso
favorable al rey, y que después de cierto tiempo en prisión fuera
liberado y devuelto a todos sus cargos. Todavía es más significativo que
la obra la gestara en los últimos seis años de confrontación del rey
con la Iglesia de Roma. En 1527 el rey acuerda deshacer su matrimonio
con Catalina de Aragón, un año más tarde Polydore comienza a preparar su
Historia. Una vez publicada la Anglica Historia sería en el s. XVI el
libro de estudio obligatorio en todos los colegios de Inglaterra. 16
años mas tarde de publicar su obra Polydore abandonaba definitivamente
Inglaterra para volver a su Italia natal, moría en Urbino en 1555,
después de haber consumado una labor que no puede ser por menos que
criticada y hasta lamentada. Lo más sorprendente de todo es que fuera un
extranjero del cálido Mediterráneo el que desmontara la historia creída
hasta aquel momento que conectaba los orígenes de las Islas Británicas
con los pueblos del Mediterráneo. Desde entonces y hasta nuestros días
la historia creíble y digna de ser considerada empieza con la retirada
de los romanos y la invasión anglosajona de Inglaterra, lo anterior es
pura mitología. La pregunta que nos podemos hacer es la siguiente:
¿Cuántos manuscritos pudieron ser destruidos en Inglaterra e Irlanda por
los apasionados dirigentes y simpatizantes anglosajones que deseaban
una sola identidad cultural y una historia monocolor?
Este
proceso de limpieza étnica no sucedió de repente. Sucedió poco a poco y
ha sido ayudado por los defensores de la evolución que prefieren
eliminar cualquier historia que pudiera remontarse hasta Bruto en el s.
11 a. C., o incluso tan atrás como el Diluvio en el s. 24 a. C. (ver mi
artículo sobre los Samotheans). Ahora solo tenemos libros de historia
que no nos dicen nada antes de la llegada de Julio Cesar en el 55 a. C.
Todo lo pre-romano es simplemente "edad de piedra" o "edad de bronce".
(Mike Gascoine: " Why All The Fuss About Geoffrey?")
(Mike Gascoine: " Why All The Fuss About Geoffrey?")